sábado, 17 de noviembre de 2012


shutterstock_46657066 ¡Escucha! Dios Te Llama!


Pasaje clave: Génesis 12:1-8.
Seguramente Abram se encontraba muy cómodo con su familia y sus tiendas en Harán, hasta el día en que Dios lo llamó. Y cuando Dios llama, no nos podemos hacer los distraídos. ¿Sabes? Dios nunca llama a alguien para hacerle perder el tiempo. Cuando Él llama siempre es con un propósito.
Primero, Dios te llamó para que seas salvo, para que recibas vida eterna y perdón de tus pecados. Para que tengas una relación personal con Jesús.
Pero de ahora en más, Él te llama para que te comprometas intensamente con su vida y con su Reino. Y a cambio de tu compromiso Él te promete bendecirte en todas las áreas de tu vida. Dios te llama, no te hagas el distraído.
No todo fue agradable para Abram, porque hubo algo en lo que él no obedeció el llamado de Dios. ¿Cuál fue esa excepción? (12:4-5).
Abram continúa su viaje y nuevamente se le presenta Dios y le aclara más las cosas. Abraham entonces levanta un altar (12:7). El altar es un símbolo de comunión. Levantas un altar cada vez que te humillas delante de Dios, cada vez que lo adoras, cada vez que renuncias por amor a todo aquello que afecta negativamente tu vida, cada vez que lo buscas en oración.
 Pero aún hay algo más. ¿Dónde instala Abram su tienda y qué hace? (12:8).
¿Sabías que Bet-el significa “Casa de Dios” y que Hai significa “Ruina”?
¡Y él acampó entre ambos lugares! Si sus decisiones eran correctas iría hacia “la casa de Dios”, pero si sus decisiones eran erradas lo conducirían hacia la “ruina”.
Dios lo llamó a Abram y le prometió bendecirlo y multiplicarlo. A cambio, él tenía que dejar su tierra (donde practicaban el culto de adoración a la luna), su parentela (todos ellos se asentaron en Harán para continuar la práctica de aquel culto) y la casa de su padre (porque Dios quería comenzar algo exclusivamente nuevo con él y con su esposa).
Piensa un poco en ti mismo. Piensa en tus amistades, diversiones, sentimientos, proyectos futuros, pecados, música, hobbies, TV, videojuegos, conversaciones, vicios, sexo… ¿cuáles son las cosas que te están impidiendo seguir el llamado de Dios para tu vida y qué cosas, sí o sí, deberías dejar porque pueden llegar a conducirte a la ruina?
“Dejar” no significa volverte “tonto”, “bobo”, o “amargado”. Por el contrario, cuanto más lugar le das a Dios en tu vida privada (y pública) más aprendes a disfrutar con libertad de todas las cosas (y personas) que sean sanas y santas.

Piénsalo.
Dios te llamó porque tiene propósitos muy fuertes para ti, pero es necesario que renuncies a todo lo que sea un estorbo entre tú y Él. No son solo los amigos o los lugares a los que asistes las únicas cosas que te puedan estorbar. ¿Y tu manera de pensar? ¿Y las cosas que sientes? Especialmente cuando lo cuestionas a Dios o cuando no quieres obedecerlo en todo.
Seguir el llamado de Dios es mucho más que hacer algo en la iglesia, es estar comprometido con su santidad todos los días.
Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis”

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