“Maestro”, dijo un chico inteligente con cara entusiasta, “¿por qué tantas oraciones no son respondidas’?” No lo entiendo. La Biblia dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. Pero me parece que muchos llaman y no son admitidos”.
El maestro respondió: “¿Nunca te sentaste a la par de tu chimenea alguna noche oscura y escuchaste un golpear fuerte en la puerta?” Al ir a abrir la puerta, ¿no has examinado en la oscuridad, y no ves nada, pero escuchas el ruido de pasos de un niño travieso, que tocó pero no quería entrar, y por lo tanto se fue corriendo? A menudo pasa eso con nosotros. Pedimos bendiciones pero realmente no las esperamos. Tocamos pero no tenemos la intención de entrar. Tenemos que Jesús no nos escuche, que no cumpla sus promesas, que no nos admita. Por lo que nos vemos”.
“Ah, ya veo”, dijo el niño, con los ojos brillantes por la luz nueva que emergía en su alma. “No puede esperarse que Jesús responda llamados de personas que salen corriendo. Nunca lo ha prometido. Yo quiero seguir tocando hasta que él no pueda evitar abrir la puerta”.
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Mateo 7:7
Tomado del Libro D. L. Moody
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te agradezco que hagas comentarios sanos..los comentarios con mensajes obscenos serán eliminados..