sábado, 24 de noviembre de 2012

El proceso de la prueba.


EL HORNO DE FUEGO                                                     

.Un visitante pasaba por una gran fábrica de cerámica, cuando notó a una chica que, con gran esmero, pintaba una fina pieza de alfarería. Se acercó para notar mejor el trabajo y pudo apreciar el fino trazo de su mano experta. Entonces le preguntó: “Este dibujo es muy fino ¿No tienes temor que el mínimo roce de tus dedos pueda dañar el esmalte hasta que la obra se seque?” “No” Dijo la muchacha. “Este vaso, no bien es acabado aquí, se introduce en un horno muy caliente. El fuego hace que el esmalte seque rápidamente y quede adherido a la cerámica de tal manera que nunca más podrá borrarse. Una obra tan delicada necesita de mucho fuego para que no pierda su estética.”

¿Sabes? Lo mismo sucede cuando Dios hace pasar tu vida por situaciones donde sientes lo abrasivo del caso, lo sofocante de la prueba. Pero es justamente ese calor lo que forja y fija en ti los más altos perfiles del carácter que Dios desea producir en tu vida. La hermosa inscripción del cielo queda estampada en nuestras personas eternas. Dice el apóstol Pedro en su carta, 1:7 “Tales dificultades serán una gran prueba para su fe, y se pueden comparar con el fuego que prueba la pureza del oro. Pero su fe es más valiosa que el oro y al final, dará alabanza, gloria y honor a Jesucristo cuando “El regrese”.
La fe es más importante que el momento de la prueba en sí. El fuego es solo una herramienta más en el proceso de acabado de las finas piezas que Dios quiere hacer. Debes saber que la dificultades no son un fin en sí, sino un medio, el fin eres tú: tu carácter, tu temperamento, tu paciencia, tu perfil eterno.

Esta vida es la antesala de la eternidad y si no sabes digerir las dificultades con esta óptica, necesitas urgentemente la asistencia divina que viene a través del conocimiento de Jesús.

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.

1 Pedro 1:6-7

Tomado del Libro Una Pausa en Tu Vida
Pablo Martini

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